miércoles, 7 de mayo de 2008

Golpe publicitario...





El Pío's Chicken es una pollería de Ate-Vitarte que se ha convertido en la representante más extrema de la publicidad popular. En una secuencia cómica televisiva, el muñeco de dunlompillo, con su logotipo, es sacrificado a la violencia gozosa

Testifica Rodríguez, Jorge Rodríguez, el dueño del Pio's Chicken y creador del personaje de marras que al principio él no quería pegarle. Que, sin embargo, es la ley del barrio, "y la ley es dura, pero es la ley". Testifica que no sabe si ha inventado el rubro de "publicidad berraca", con sensibilidad de barrabrava y compasión de buen salvaje; pero que todo empezó a fines de 1999, cuando ubicó su pollería en un local de 30 metros en la Carretera Central, a la entrada de Puruchuco, en la sabrosa Ate-Vitarte y que nadie le compraba una papa siquiera. Que no obstante su imaginación tuvo alas de pollo y que gastó 200 soles en el primer traje del ahora marketero 'pollo gomeable', "pero que la señora del Mercado Central me dice que ya es famoso y me cobra 200 dólares".

Testifica Rodríguez que contrató al joven de 20 años, Óscar Jerónimo, domiciliado en un rincón del alma de Ate, sin trabajo conocido, para que hiciera de "pollito que baila rap en la carretera". Atestigua que el aludido se fue haciendo tan popular que asistía a los c
onciertos de Dina Páucar y Aguamarina en la Carretera Central, que "el golpe empezó cuando la gente lo botaba del estrado, aunque después lo fue aceptando", que quizá la primera inspiración para su márketing de línea híperdura fue cuando Dina le puso cabe en el escenario "y todos rieron mucho". Testimonia, empero, que fue cuando cumplía cinco años de existencia que el citado pollo apareció en "El especial del humor", de Carlos Álvarez y Jorge Benavides, y que allí nació la flamante "publicidad a lo bestia". Y que nunca imaginó que desde entonces lo llamarían de Italia, Japón y Estados Unidos para expandir la franquicia Pío's, "con la condición de llevar al pollo". Admite Rodríguez que el pollo no tiene seguro de vida.

POR LA PLATA BAILA EL POLLO
La metáfora gastronómica es certera: un pollo se convierte en 'apanao'. La secuencia en el programa cómico satiriza el crítico incidente en que los 'pitucos' de La Molina levantaron una reja que los separara de los 'berracos' de Ate, relevando todas las contradicciones clasistas de la sociedad peruana. En el segmento, hay unas viejas ricas y un tropel de hombres de esquina enfrentados con bromas exaltadas. El pollo Pio's, nacido en Ate, se v
ende a la pituquería y la horda del barrio le hace pagar con la ley de la selva de cemento: el callejón oscuro más impío.

Hace tiempo surgió la frase "Habla, barrio", que expresaba el sentimiento de pertenencia a la más pequeña y esencial patria. El pollo hubiera sido nada más que un personaje de la raigambre de Felpudini, el abollado Cavallini y su "Ay, qué rico" o del maestro Yuca, de no ser porque lleva hasta el extremo los aspectos más graciosos de la gente 'de esquina' --sentimiento de grupo, lealtad, vacilón, chacota, creativos mil oficios-- hasta los más oscuros en el subconsciente de un país que tuvo un alcalde de Puno linchado por una turba, que tiene ajusticiamientos populares impotentes e imágenes de hinchas cobardes de la 'U' masacrando 'en mancha' a un solo aficionado del Boys. La masa en su estado más bruto e incontrolable.

Sin embargo, la secuencia tiene una arista: es un éxito total. El sentimiento que suscita lo resume Shirley Díaz, una castiza literata de San Marcos, dejándose de hipocresías: "Me da risa y después me da vergüenza de que me dé risa". Y otra arista: es la publicidad más comprobablemente efectiva de un negocio en los últimos tiempos. Y otra: es un fenómeno mediático inusitado: sus videos se venden sin cesar tanto en Mesa Redonda como en Polvos Rosados a tres soles; y en You Tube, la página web más popular de videos en Internet, los programas del pollo pueden tener siete mil ingresos diarios.

Llegar a la significativa pollería de Ate es comprobar ese aire a huarique de 'rioba', donde el dueño te atiende como 'tío', pese a los tres ambientes y 72 mesas --tuvo que comprar media cuadra y usar hasta el tercer piso donde vivía-- y donde te chupas los dedos sin rubor, sobre todo el dedo meñique.

Testifica Rodríguez que todo empezó con un aire a farándula. Que él comenzó trabajando como lavaplatos en Pollos y Parrilladas Hilton, ¡Qué Placer! que promocionaba Augusto Ferrando y Pocho Rospigliosi. Que Pocho le decía que ahorrara y que conocer a Teófilo Cubillas "fue lo máximo en mi vida". Que no solo fue suficiente que trabajara como cocinero en el Cortijo y el Pollón "sino tener relaciones". Sostiene Rodríguez que ser un buen amigo del dueño de radio La Caribeña y luego del 'marajá' Nílver Huarac le sirvió para que su pollo llegara a los conciertos de Aguamarina y Sonia Morales, que luego lo invitaran a "La Movida" de Janet y después a los programas deportivos. Afirma que primero llegó a "El especial del humor" como un favor especial, pero que luego se quedó, que Óscar Jerónimo, su histórico pollo, fue el primer día, pero que al segundo llegó llorando, con fiebre por los moretones y que negoció que sea 'Toño', un empleado de Frecuencia Latina que llegó tarde ese día, lo reemplazara. Testifica Rodríguez que le invita siempre pollos a 'Toño', pero quien sigue recibiendo los golpes es Óscar. Y le da la palabra a la víctima, a quien los niños no se cansan de patear afuera de su pollería, hasta la gente que lo ve se baja de la combi para tomarse una foto, manazo o cabe incluido:

Sí me pagan bien. Pero nunca dejan de pegarme, la otra vez fui invitado a la discoteca Kenko y me empujaron, todos me cargaron con sus manos, me soltaron y poguearon conmigo. Me destrozaron el traje, felizmente el peluche me protege, lo del programa de los sábados no es nada con lo que me pasa. Pero no todos me aplican, hay gente que me da cariño, les doy pena y ternura. Yo guardo mi identidad, me coloco el traje a escondidas, solo mi familia sabe y mi novia, que no me pega. Tengo 28 años y quiero estudiar para barman.

Testifica Rodríguez que es cierto, que ahora al pollo lo invitan de todos sitios, hasta del Scotiabank, de la UPC, que hasta el 'Techito' de Bruce llegó a visitarlo para colgarse de su fama y que en una reciente encuesta en "Caídos del catre" de Studio 92 "el pollo revolcó a Timoteo en popularidad". Atestigua que si bien a su pollería va gente de pueblo, que come cantidades ingentes, para los que creó una salsa que sea una mezcla de pollo a la brasa con pollada, el 80% de las llamadas a su 'delivery' son de las zonas más exclusivas de La Molina, "que gozan también del pollo 'gomeable'". Que hasta el grupo Libido lo llamó para un concierto.


LA POLÉMICA DEL POLLO
Los análisis se dan también a la brasa. El sociólogo Juan Infante, en el libro "Publicidad en general. Las estrategias de la calle", editado por el área de Publicaciones de El Comercio, define "la publicidad de la calle", donde está incluido el Pio's, como: "Una que acepta y elabora sus propuestas en función del origen, presente y los gustos estéticos de sus clientes... nace del barrio y está hecha para el barrio".

Pollo es una palabra con paz y violencia simbólica. Pollo es la tradicional pollada, también el escupitajo y la persona que no tiene cabeza para aguantar. El publicista Carlos Trujillo opina: "El pollo puede aparecer de manera peyorativa, pero son sus códigos, así lo entienden. Son totalmente válidos y legítimos. Es un ícono de la cultura informal". El psicoanalista Jorge Bruce también lo analiza sin prejuicios: "Han pescado algo muy real, desprovisto de los atavíos, decorados y ropajes de la cultura publicitaria. De manera cruda, más allá que el pollo sea cocido. De una manera catártica, primitiva, sin muchos intermediarios, al contrasuelazo, con sadismo endulzado por la risa. Había una publicidad sofisticada como la de Benetton, con sillas eléctricas, asesinados por la mafia, enfermos de sida, de un impacto a los instintos primarios... El Pio's es un Benetton chicha. Es el Perú real en esta tanda publicitaria, más 'tanda' que nunca". El psicoanalista Lacan hablaba de lo real como lo que se ha resistido al proceso socializador, lo no sublimado, en estado bruto. Ese es el pollo tan real.

El dicho "juego de manos es juego de villanos" es elocuente, el villano era el que vivía en las villas, en los conos de la época feudal. La sociedad mientras más se sofistica más se aleja de esos juegos reservados para la plebe, pero, según Bruce, "hay una secreta nostalgia en las clases altas por esa violencia". Del pollo se pueden sacar muchas interpretaciones hasta políticas. "Cómo hacían piñata a Toledo...". ¿Y García? ¿Quizá el pollo sea un Jesús Lora pateado a la máxima expresión?
CAMBIO DE BARRIO

Testifica Rodríguez que es consciente de que el pollo es orgullosamente chicha, hijo radical de los afiches fosforescentes de los conciertos folclóricos y de tecnocumbia, de las tipografías multiformes de los mototaxis, de la publicidad de la selva hecha a mano, con sirenas caderonas en bares y chinganas, de Gamarra, de IDAT y su "monstruo en computación" y de Sarita Colonia tatuada. Confiesa que por esto auspició al equipo Hijos de Acosvinchos de Ate, que estuvo a punto de subir a primera división y que el pollo fue su mascota. Aunque el día del partido, el traidor terminó pasándose al bando del ahora llamado Total Clean. Reconoce que esa fama de pérfido persigue al pollo, que hay evidencias, porque pese a tener la exclusiva con el Canal 2, ha filmado para el programa de Beto Ortiz en el 5 por un dinero. Testimonia Rodríguez que él no es como su mascota, que además conoce el caso de las figuras como Tula, Gisela y Dina, que salieron del barrio pobre, se pasaron al sector alto, pero que él no se mudará. Sin embargo, bueno, que está por inaugurar una pollería en La Molina, testifica Rodríguez.

Ambientee de la polleria:

http://www.youtube.com/watch?v=lHcJZOHFTKs

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